Se quedó con ella, no sometiéndola a la dureza del cautiverio habitual, pero la joven no le correspondía y le despreciaba, llorando sin parar por el recuerdo de su familia y de su casa.
Tal fue la presión y el atosigamiento que sufrió la joven, que un día le dijo al moro:
"Si traes al castillo el agua y lo veo fluir en la fuente del patio de armas, me casare"
La joven pensó que esto era un imposible, al estar el castillo en un cerro llamado del “Calderico” y los manantiales de agua se encontraban en la sierra muy lejos de la villa, para cuyos trabajos le dio de tiempo varios días.
Entre las villas de Consuegra y Urda, existen unos restos de acueducto romano, que aprovechó el moro para hacer su obra y traer el agua del paraje llamado “Guadalerzas”, consiguiendo su propósito y una mañana al salir la joven al patio vio como salía agua de la fuente.
La joven al verse perdida y antes que entregarse en brazos del moro, se subió a la torre más alta y desde ella se despeñó muriendo en el acto.
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