miércoles, 18 de diciembre de 2013

Ojo clínico.

    El trato humano sin convencionalismos ni etiquetas, ni condiciones, sin tapujos, tal cual, es una actividad altamente generosa en la que cada uno aporta o intercambia sentimientos, sensaciones intimas y personales. En esta relación sincera se hace a las otras personas participes de un trozo de nuestro mismo ser, de nuestra esencia, resultando todos enriquecidos .
    El espíritu humano dispone de mecanismos de auto defensa para este trasvase. Es lo que se conoce por tener ojo clínico o presentimientos -alarmas- que, sin saber muy bien por qué logran que  las personas empaticemos. Los seres humanos somos cajas de sorpresas que, una vez abiertas,  descubren cosas positivas y negativas, más interesantes o menos, pero nunca  indiferentes.
   Lo dicho hasta aquí viene a colación  por una reciente anécdota personal. Me explicaré.
   Desde hace muchos años conozco a Manuel, una persona a la que no me  unen lazos de sangre, no somos íntimos amigos, no tenemos una relación estrecha, nada de nada. Solo somos simples conocidos, no obstante, mi ojo clínico me ha indicado desde hace tiempo, que es una buena persona -algo enigmática, bien es cierto-  Conversando con él da la sensación de que vale más por lo que calla que por lo que dice. A menudo sus silencios son muy elocuentes.  
    Desde hace un tiempo hemos charlado bastante más y he podido comprobar que Manuel es un espíritu libre, generoso, estricto y solidario. Sin embargo, a pesar de nuestra relativa familiaridad, a mí me parecía que aún así,  mantenía un halo de misterio que a mi me intrigaba, un no sé qué especial. indefinible.
    El otro día, la tapa de las esencias de mi amigo Manuel se destapó por fin  y descubrí con asombro que  es Zahorí. No podía creerlo y, no porque considere que Manuel no lo pueda serlo, sino por tener delante de mi, a unos pasos, a un ser sensitivo que, ayudado de un aparato rudimentario, detecta las corrientes de fluidos de la tierra. ¡Impresionante!
    Tras unos momentos para recuperarme de la sorpresa, comencé a hacerle preguntas, muchas preguntas con el afán de saber más sobre  ese mundo apasionante y desconocido de los zahoríes.
    En próximas narraciones os contaré qué es un Zahori, a qué se dedica, cómo lo hace y, por supuesto, la historia de Manuel. Una historia de cuento.

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