Hoy, 4 de febrero, estamos a unos pocos meses del final del Camino de los Ruiz 2016. Digo el final, porque el camino real se hace desde que se decide emprender la aventura hasta que llegas al punto de salida. ¿Qué son 400 km al lado de los cerca de 4000 km que llevaremos en la piernas en Oviedo? Nada.
¿Os acordáis del mes de octubre? Fue cuando decidimos emprender de nuevo la aventura. Por aquellos días las lesiones nos acosaban y la decisión de intentar el Camino fue como un revulsivo. No os voy a decir que todo esta olvidado, no. Los huesos caídos, siguen estando caídos; los quistes se mantienen, los cartílagos y meniscos continúan tocados, pero la ilusión y el empeño han subido como la espuma y, sinceramente, creo que lo vamos a conseguir.
El camino de este año, ya sabéis que es duro, pero nosotros también los somos. Los Ruiz no estamos forjados con mantequilla, ni mucho menos, estamos acostumbrados a sufrir y luchar para conseguir los objetivos y tenemos muy claro que todo tiene un precio.
El otros día que coincidí con mi hermano, compañero y peregrino, me decía: "Chico, este año vamos disfrutar". Me quedo con esta frase. Y no es que en los anteriores no lo hayamos hecho, pero creo que la actitud es esa, disfrutar, disfrutar sobre todas las cosas.
Los entrenamientos continúan a diario y las endorfinas están a tope. Si hubiera que salir mañana, mañana nos pondríamos en camino.
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