Después de la cantidad de felicitaciones y parabienes recibidos por mi participación en el concurso de cocinillas de la Cadena SER y, en concreto, en el programa "Hoy por hoy Madrid", se impone alguna que otra aclaración.
En primer lugar, los que me conocéis sabéis
La oportunidad se presentó a través de un concurso de pollo en pepitoria y no la he desaprovechado. Cuando me dirigía a la Gran Vía en el metro, me sentía como uno de esos concursantes de las películas de los años cincuenta que buscaban en Radio Madrid una oportunidad para cambiar el rumbo de su vida.
Mi paso ayer por la SER fue un pastel con guindas azucaradas. La primera, sentimental, por el trato recibido de todo el personal del programa, por la emoción de sentarme en un estudio y la satisfacción de percibir el ambiente de una redacción donde han trabajado y trabajan tantos ídolos del periodismo.
La segunda, sensorial. Al asomarme a la terraza del octavo piso y contemplar Madrid a sus pies, he sentido como que la Cadena Ser encarna a un halcón peregrino que otea su entorno atento al movimiento de alguna noticia, para inmediatamente hacer un picado sobre ella y servirla a los ciudadanos.
La tercera guinda, emocional, como no podía ser de otra manera, ha sido la elección de mi pollo en pepitoria como ganador de este concurso. Sería tonto negarlo, ha sido un homenaje a mi abuela y mi madre, referentes míos de esta receta llena de tantos matices.
En abril se celebrará la gran final donde no se sabe el plato a preparar. Espero que coincida con alguna de mis especialidades, calamares en su tinta, lentejas o judías. Si no, se hará el que se tenga que hacer, eso sí, con un ingrediente fundamental en todos mis preparaciones, el cariño y el amor que pongo en la elaboración para que trascienda a los comensales.
El mismo cariño que he recibido y continúo recibiendo de tantos amigos, faceamigos y conocidos a través de sus felicitaciones.
Este es mi premio y ya me considero ganador.
Fotografía: J Ruiz
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