martes, 1 de marzo de 2016

Educación y espíritu democrático.

  En estos momentos estoy escuchando el debate de investidura.  No voy  a valorar el contenido del discurso del candidato.
  Podría decir que falta concreción, que falta profundidad, que las medidas esbozadas se quedan cortas y muchas más cosas..., pero todo esto se queda a un lado, ante lo que llama, en primer termino, mi atención. Esto es algo que no tiene ideología, ni colores, ni sabores: la educación y la democracia. Para ser más precisos, la mala educación y la falta de espíritu democrático. 
  Romper y descomponer el discurso del candidato con gritos, cuchicheos, insultos, risas forzadas, carcajadas estentóreas y demás sonidos altisonantes, constituye una falta de respeto, de educación y de espíritu democrático lamentable.  Estas acciones califican y dibujan con precisión las siluetas y los contenidos de los que están escenificando tan despreciable espectáculo. 
  El intento de nublar y ensuciar el discurso del candidato a través de la redes sociales, en campañas orquestadas por partidos representados en la Cámara, es otra falta, a mi entender, de respeto y educación.
   Habría que recordar a estas personas que, por sí solas, en la Cámara  no son nadie; que  son los representantes de ciudadanos que, como yo mismo, están ruborizados y avergonzados de su comportamiento.  
   Yo no vote al señor Sánchez -posiblemente no le vote tampoco en las próximas elecciones-, pero se da la circunstancia baladí de que él es un representante de los ciudadanos y, solo por esta razón insignificante, por semejante nadería,  hay que respetarle. 
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario