A su derecha bajo un toldo rojo hay una placa que indica el año de su fundación, 1942, y que coloca a este local entre las tabernas tradicionales madrileñas con solera. Un aroma característico a cocina casera inunda el local proveniente de la gran olla que reposa tras la barra: caracoles a la madrileña. Este es el plato de estrella del local, típico de tascas y tabernas desde principios del siglo XX, a base de caracoles, jamón, chorizo, pimentón, guindilla y pan frito entre otros ingredientes, cocido a fuego lento, hasta lograr una salsa sabrosa y picante
Todo es sencillo, el local , la comida y la gente. Parroquianos asiduos, vecinos de toda la vida, y turistas forman su clientela que disfrutan con las cañas, vermú de grifo, bacalao, caracoles, zarajos, callos, torreznos, pero, sobre todo, del ambiente.
Los domingos, y festivos, la calle de la Ribera de Curtidores se llena con el tradicional mercado del Rastro que se lleva celebrando en Madrid desde el siglo XVIII. Es típico acabar la mañana tapeando en las tabernas de la plaza de Cascorro y “Casa Amadeo” se llena de gente y buen ambiente, aunque el llegar a la barra se convierte entonces en una hazaña.
“Casa Amadeo” es un balcón donde contemplar el Madrid más genuino, ese Madrid castizo y bullanguero. Lugares como este sostienen los pilares de la cultura popular de la ciudad y mantienen viva su esencia.
Es posible que no sea barato, ni cómodo o el de mejor calidad, pero su veterano tabernero Amadeo Lázaro nos ofrece sabor y sobre todo unos caracoles que quitan el hipo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario