Estaba decidido que intentaríamos realizar el tramo entre S. Jean de Pied de Port y Burgos. El reto de cruzar los Pirineos como Aníbal o discurrir por los últimos parajes que vio Rolando o, tal vez, pisar los mismos caminos y pueblos que Zalacaín el aventurero, nos seducía.
Pero la realidad supera a la ficción y, después de reconocer en coche las últimas etapas de este recorrido, hemos llegado a la conclusión de que estas etapas son muy planas, carentes de vegetación y con el camino muy pegado a la carretera.
Así que, como rectificar es de sabios, nos replantearemos el recorrido. Intentaremos decidirnos por el incierto camino que resulte de poner en la coctelera los siguientes ingredientes:
- Belleza natural, a través de bosques, campos, mar, acantilados, desfiladeros, barrancos.
- Belleza humana a través de iglesias, conventos, enterramientos paleolíticos, esculturas, pueblos y ciudades.
- Soledad, tranquilidad, silencio, paz.
- Una pizca de dureza que nos ponga a prueba el cuerpo y el alma.
- Unos buenos servicios para poder reponer las fuerzas perdidas en cada etapa.
¿Lo encontraremos? Seguro que sí. En mente ya hay dos alternativas que pueden colmar con creces lo que buscamos. Os adelantaré que una es el Camino Norte, desde Irún a Santander con alguna variante que haga todavía más atractivo el camino; otra vendría dada por la combinación del Camino francés y el del Norte.
Me vais a perdonar que no entre en detalles, ya que los compañeros de viaje todavía no saben nada y esta decisión debe ser colegiada.
Mientras tanto nuestra preparación, que es lo más importante, debe continuar sin prisas pero sin pausas. Cada día son mas kilómetros en las piernas y menos días para la salida.
¡Buen camino!
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