Hoy quisiera dedicar estas flores dominicales a todos vosotros, mis amigos virtuales: a los Josés, Josefas y todas sus múltiples variantes y, en especial, a mi padre.
No por ser el día de S. José en especial, digamos que el día es la excusa, ya que su recuerdo me acompaña casi todos los días de mi vida.
Estoy seguro de que, desde donde esté, en la forma de energía que sea, verá estas flores y le encantarán.
Flores de almendro, la flor con la que pasó horas y horas durante su niñez, con las que seguro soñó tantas cosas imposibles que luego, con su esfuerzo y tesón, se hicieron realidad.
¡Son para ti!
























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