Rene Descartes partió de la Primera verdad o Cogito, ergo sum, "Pienso, luego existo". A partir del principio de que la clara consciencia del pensamiento prueba su propia existencia, mantuvo la existencia de Dios. Dios, según la filosofía de Descartes, creó dos clases de sustancias que constituyen el todo de la realidad. Una clase era la sustancia pensante, o inteligencia, y la otra la sustancia extensa, o física.
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Muchas veces sucede que no hay tanta perfección en las obras compuestas de varios trozos y hechas por las manos de muchos maestros, como en aquellas en que uno solo ha trabajado.
No hay alma, por poco noble que sea, que permanezca tan aferrada a los objetos de los sentidos que, a veces, no se aparte de ellos para desear un bien mayor.
Cuando alguien me ha ofendido trato de elevar mi alma muy alto para que la ofensa no la alcance.
Me presento disfrazado.
¡Mi único deseo es conocer el mundo y las comedias que en él se representan!
Eso de haber de abismarse en la incertidumbre y desesperar de la verdad, es un triste y miserable refugio contra el error.
Daría la mitad de lo que sé por la mitad de lo que ignoro.
La matemática es la ciencia del orden y la medida, de bellas cadenas de razonamientos, todos sencillos y fáciles.
No diré nada sobre la filosofía, sino que, entendiendo que ha sido labrada por los sabios más relevantes que han existido desde hace siglos y que, sin embargo, no hay nada en ella que sea aún objeto de disputa.
En la física siempre tocaría temas metafísicos.
Las verdades matemáticas, que son llamadas eternas, han sido establecidas por Dios y dependen totalmente de Él, igual que el resto de los individuos.
Estoy cerca de desenredar el caos para hacer que la luz salga, y esta es una de las materias más difíciles a las que me puedo enfrentar.
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