Nació en Madrid en el 1899. Su familia es burguesa, tradicionalista y culta. Su vinculación con el arte se remonta a su primera infancia. Su padre, militar de profesión, tenía el abono número 1 del Teatro Real y su madre era bailarina de puntas en ese mismo escenario (como lo había sido su abuela y su bisabuela).
Al ser rechazado por la familia su deseo de ser actriz se consoló con estudiar dibujo y pintura. Paradójicamente, eso le llevaría a conocer e intimar con personajes como Salvador Dalí, Remedios Varo, Maruja Mallo y Rosa Chacel. Así, tras completar sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid entre 1917 y 1926, ganó en 1929 la cátedra de Indumentaria y Arte Escenográfico, la primera mujer española que obtuvo dicho puesto en España.
Antes de acceder a ese cargo, Victorina había destacado como artista del batik, formando parte de la delegación española en la Gran Exposición de Artes Decorativas de París de 1925. Y un año después formó parte del grupo de mujeres intelectuales y artistas, reunido por María de Maeztu para fundar el Lyceum Club (en cuyo contexto fue pieza clave en el desarrollo del Círculo Sáfico de Madrid).
Asimismo trabajó con Rivas Cheriff en la creación del TEA (Teatro Escuela de Arte) de Madrid, y realizó vestuarios y decorados para las compañías de Margarita Xirgu, Federico García Lorca e Irene López de Heredia; también hizo ambientaciones y decorados para varias películas españolas de la época.
Como decoradora y escenógrafa de la escena española de la década de 1930, Victorina se liberó del "arqueologismo de la escuela naturalista", creando una innovadora mezcla de "vanguardia y costumbrismo popular". Escribió acerca de su ideas estéticas renovadoras en una serie de artículos, publicados en los diarios La Voz y La Libertad, entre 1935 y 1936, bajo el título genérico Escenografía y vestuario.
Tras estallar la guerra civil española, en 1937 acompañó a Margarita Xirgu en su exilio americano y residió en Argentina. En ese país desempeñó de forma simultánea el cargo de directora artística de los teatros Colón y Cervantes, en colaboración con Susana Aquino inspiró la creación La Cuarta Carabela, Agrupación Hispánica de Siete Artes, el Grupo Teatro Indígena, y colaboró como figurinista con la coreógrafa Mercedes Quintana. Como pintora expuso en Uruguay, Brasil, Chile, Alemania, Francia, entre otros países.
Rompió su exilio en 1949 para colaborar con Dalí en el Don Juan Tenorio que dirigió Luis Escobar Kirkpatrick en el Teatro Nacional de España. A partir de esa fecha, viajó con frecuencia a Europa (en especial París y Madrid), y en la década de 1980 se instaló de forma definiva en la capital de España.
Murió en Madrid a los 93 años de edad. En su epitafio figura la siguiente leyenda: «No sé si habré dejado de amar por haber muerto o habré muerto por haber dejado de amar». En sus memorias dejó expresada su "apasionada militancia en el lesbianismo en el contexto de una España rancia e intolerante"
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