Puede resultar un tanto caótico, ruidoso y hasta sucio, tan es así que se le conoce como “Pepe el guarro” ya que uno puede encontrarse restos de alitas tiradas por el suelo.
Este primer vistazo negativo, exige un esfuerzo suplementario, por lo que lo mejor es adaptarse y unirse a este jaleo para disfrutar de una experiencia gastronómica diferente.
Su especialidad son las rondas de cerveza acompañadas de tapas, las hay de todo tipo, desde patatas de dos salsas, salchichón y las anteriormente mencionadas alitas de pollo, sobre todo alitas de pollo.
La comida va acompañada de una atmósfera de familiaridad y amistad, que tienen el propósito de hacer olvidar las preocupaciones por un rato.
En el momento en el que se efectúa el pago de la comida, el camarero será el encargado de contar las rondas de cerveza y la comida que se ha pedido y formula el precio de la comida, que normalmente suele resultar bajo para los comensales, lo que les sorprende agradablemente. Cuando los clientes dejan propina, el camarero aporrea una campana en señal de agradecimiento.
Es un buen sitio donde comenzar a entrar en contacto con una auténtica experiencia de tapas mientras se disfruta de la buena compañía cualquier viernes o sábado noche.
Puede que no sea el establecimiento más limpio de la capital, y es por eso por lo que puede llamar la atención para quedarte o alejarte de él, pero los que han ido se manifiestan satisfechos por el servicio y la buena calidad de la comida.
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