domingo, 30 de diciembre de 2018

Poemas cantados. Cucú. Juan de la Encina


Cucú

¡Cucú, cucú, cucucú!
Guarda no lo sea tú.
Compadre, debes saber
que la más buena mujer,
rabia siempre por joder.
Harta bien la tuya tú.
Compadre, has de guardar,
para nunca encornudar;
si tu mujer sale a mear,
sal junto con ella tú



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Su lugar de nacimiento no está claro. Algunos autores lo sitúan en Fermoselle (actualmente en la provincia de Zamora), algunos en la ciudad de Salamanca -en la calle de las Mazas, donde vivía su padre, zapatero de profesión- y otros en alguno de los municipios de la provincia de Salamanca que llevan la palabra encina en el nombre como Encina de San Silvestre o La Encina.


Se graduó en Leyes en la Universidad de Salamanca, donde tuvo como maestros a Nebrija y quizás a su hermano Diego de Fermoselle, que fue catedrático de música. Se formó musicalmente en la capilla de música de la Catedral de Salamanca que dirigió Fernando de Torrijos entre 1485 y 1498, donde entró como mozo de coro en 1484 y ascendió a capellán en 1490. A la muerte de Torrijos, Encina aspiró a su puesto de maestro de capilla, pero finalmente acabó recayendo en su amigo, también autor dramático, Lucas Fernández, lo que llevó a Encina a abandonar España y viajar a Italia.

En 1492 entró al servicio del segundo duque de Alba Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez en cuya corte se encargaría de organizar festejos y escribir comedias y música. En la noche de Navidad de 1492, se representaron por primera vez dos de sus églogas dramáticas, en el castillo de Alba de Tormes. Protegido de don Gutierre, hermano del segundo duque, don Fadrique, vivió en la villa ducal. Tomó posesión por procuración del arcedianato de Málaga.
Portada de una antigua edición del Cancionero
de Juan del Encina (Zaragoza, 1516)
A partir de 1498 vivió en Roma, donde gozó de la protección de varios papas, entre ellos Alejandro VI, Julio II y León X; este último lo apreció especialmente como cantante y lo tuvo como tal en su capilla. Estuvo viajando de Roma a España varias veces entre 1510 y 1519, hasta asentarse finalmente en León para desempeñar el priorato de la catedral que le concedió el papa en ese último año, en que partió de nuevo, como peregrino, hacia Jerusalén; en el monte Sinaí cantó su primera misa. El viaje está narrado en su Trivagia o Vía sagrada a Hierusalem (Roma, 1521). Murió en León, desempeñando su priorato, en 1529. En 1534 sus restos fueron trasladados a la catedral de Salamanca, donde aún hoy sigue enterrado

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