El Mesón del Champión abrió sus puertas en aquellos años ocupando el lugar de un almacén de telas. Los propietarios ya tenían un bar en la zona de Carabanchel en la que servían como especialidad los champiñones. Al tener mucho éxito entre su clientela, pensaron en dedicar este mesón a su plato estrella. Tan es así, que el nombre del local está registrado, por lo que no hay otro mesón igual.

A ser una zona eminentemente turística la mayoría de los clientes siguen siendo extranjeros en busca de la típica tapa española, aunque la tradición de los madrileños por ir de mesones es algo muy arraigado.

Para hacernos una idea de la cantidad de clientes que vienen, sólo tenemos que saber que un viernes preparan alrededor de 100kg de champiñones, los sábados hasta 150kg y para un puente, como el de la Constitución, llegan hasta los 1.000kg.
Los champiñones son de Villamalea, un pueblo de Albacete constituído en cooperativa y que surte prácticamente a toda España.
En el Mesón del Champiñón se intenta que los champiñones tengan un tamaño específico, que cada uno sea un "bocado", ni demasiado pequeño, ni demasiado grande.
Aunque el local sirve también otro tipo de raciones ya clásicas en estos establecimientos, los champiñones son realmente dignos de probar.

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