María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga nació en Anglès el 16 de diciembre de 1908, creció desde los 9 años en Madrid donde su familia trasladó su residencia. Su padre, Rodrigo Varo y Zejalvo, era un ingeniero librepensador estudioso del esperanto, preocupado por las cuestiones sociales y amante de la mineralogía, de origen andaluz. Su madre, Ignacia Uranga y Begareche, era de ascendencia vasca.
María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga llevó su nombre más popular, Remedios, debido a que su nacimiento vino a "remediar" a su madre la reciente pérdida de una de sus hijas. Tuvo una vida enfermiza con problemas cardíacos y mostró desde pequeña una natural inclinación por la pintura.
En 1924, a los quince años, alentada por su padre, ingresó en la Academia de San Fernando convirtiéndose en una de las primeras mujeres estudiantes de la academia. En este periodo compartió tertulias y vivencias en la Residencia de Estudiantes con artistas como García Lorca y Dalí. En 1930 participó en una exposición colectiva organizada por la Unión de Dibujantes de Madrid.
Al finalizar sus estudios se casó con un compañero de la Academia, Gerardo Lizarraga, y ambos se establecieron en París durante un año.
En 1932, retornó a España y se estableció en la Barcelona republicana, en el barrio de Gracia, donde tenía su casa y su estudio, en la Plaza de Lesseps, desarrollando su trabajo también como dibujante publicitaria. En Barcelona vivió intensamente el clima político -libertario- y creativo.
En 1935 compartió el estudio con el también pintor surrealista Esteban Francés, quien la introdujo al círculo surrealista de André Breton.
Se integró en el grupo surrealista catalán Logicofobista, que pretendía representar los estados mentales internos del alma, utilizando formas sugerentes de tales estados. En mayo 1936 participó en una histórica exposición Logicofobista de la librería Catalònia de Barcelona junto a Artur Carbonell, Leandre Cristòfol, Àngel Ferrant, Esteve Francès, Gamboa-Rothwoss, A.G. Lamolla, Ramon Marinel·lo, Joan Massanet, Maruja Mallo, Àngel Planells, Jaume Sans, Nadia Sokolova y Joan Ismael.
Durante la guerra civil española, se posicionó del lado republicano. En este período y durante su apoyo activo a los republicanos, conoció en 1936 al poeta surrealista francés Benjamin Péret, afiliado al POUM, que llegó a Barcelona para luchar en la guerra y considerado en las crónicas de la vida de la artista como "su gran amor". En 1937 rompió la relación con Gerardo Lizarraga y marchó con Péret a Francia, -nunca regresó a España- residiendo por segunda vez en París, donde ambos permanecieron hasta la invasión nazi en 1941.
La artista abandonó Francia tras ser detenida por los nazis por ser la compañera de Péret. Se trasladan a Méjico con la ayuda de Varian Fry, donde gracias a la política del presidente Lázaro Cárdenas de acogida de refugiados políticos, pudieron naturalizarse y desarrollar una actividad laboral.
Ya establecidos en México, Péret y Remedios se integraron en un círculo de amigos y artistas entre los que se encontraban César Moro, Esteban Francés, Gerardo Lizárraga, Leonora Carrington, Octavio Paz y Eva Sulzer quien fue una importante mecenas de los artistas exiliados.
En 1947, se separó de Benjamin Péret, quien retornó a París, aunque Varo mantuvo el contacto con el poeta apoyándolo económicamente y acompañándolo en su lecho de muerte en 1959.
Durante su estancia en México, conoció a artistas como Frida Kahlo y Diego Rivera, pero estableció nexos de amistad más fuertes con otros intelectuales en el exilio, en particular con también pintora surrealista británica Leonora Carrington. Su amistad será fundamental para ambas tanto en la obra pintada como la escrita.
En 1952 se casó con Walter Gruen, un político refugiado austriaco devoto de su obra, que la convenció para que se dedicase exclusivamente a la pintura y le proporcionó la estabilidad.
En 1955 México acogió su primera exposición. En 1958 Varo obtuvo el primer lugar en el Primer Salón de la Plástica Femenina en las Galerías Excélsior.
La vida de Remedios se vio rodeada de misticismo, sus temas de interés iban desde la teoría psicoanalítica hasta la alquimia, tal como se expresa en múltiples cuadros suyos.
Hasta el final de su vida no consiguió vivir de la pintura. Siempre realizó trabajos artísticos de supervivencia.
Falleció el 8 de octubre de 1963 en la Ciudad de México de un infarto de miocardio. En su estudio se encontraba la última obra que pintó, Naturaleza muerta resucitando, y el boceto del que sería su siguiente cuadro, Música del bosque.
A su muerte, André Breton escribió: “El surrealismo reclama toda la obra de una hechicera que se fue demasiado pronto”.
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