miércoles, 12 de agosto de 2020

Mujeres olvidadas. Ana de Castro Egas

   Ana de Castro Egas nació Valdepeñas VI. De niña conoció al Infante don Fernando de Austria y luego formó parte del círculo íntimo de la Casa Real e íntima amiga de los Duques de Lerma y Uceda.​
  Se sabe acerca de ella por los innumerables poemas y prosas que sobre ella y para ella escribieron principales poetas y escritores de su época, como: Lope de Vega, Quevedo, Valdivieso, Mira de Amescua, Bocangel, López Zárate, Pérez de Montalbán, Pellicer, etc. De lo que se deduce que fue una mujer muy bella e ilustrada; muy admirada por sus coetáneos. Así, por ejemplo, a pesar de la misoginia que Quevedo demostró hacia las escritoras y poetisas de su época, colaboró en sus escritos. Jauralde afirmó de ella: "Ana de Castro Egas es una dama de la Corte con merecida fama de «letrada»"
   Se cree que pudo haber utilizado el seudónimo de "Anarda" para firmar varias décimas escritas en la década de 1620. Tirso de Molina, en su novela Cigarrales de Toledo, tiene como protagonista a una tal "Anarda" que es académica de la Corte.
Ana de Castro Egas.jpg   Dedicó su obra a ensalzar la figura del rey Felipe III. Publicó en 1629, Eternidad del Rey Don Filipe tercero Nuestro Señor, el Piadoso, la única obra que se conserva de la autora.
      Fue junto a Lope de Vega la promotora de incluir mujeres en los círculos literarios y académicos; con ella colaboraron especialmente siete mujeres, entre las que se encontraban su sobrina Catalina del Río, y sus primas Clara María y Ana María de Castro. Así, por ejemplo, Lope de Vega escribió sobre ella en su obra El Laurel de Apolo.

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