En 1890, la valenciana Elia Garci-Lara Catalá registró la patente nº 10.711, consistente en un lavadero mecánico para ropa de uso. Se trataba de un sistema que primeramente clasificaba las ropas según diversos criterios (cliente, categoría, género, empleo o grado de suciedad) para ser a continuación sometidas al proceso de lavado preparatorio, colada mediante saponificación (empleo de lejía), lavado con jabón, aclarado, escurrido a través de un hidro-extractor centrífugo, secado al aire libre o bien con aire caliente procedente de una estufa, y finalmente planchado, plegado y prensado de la ropa ya seca y limpia. En la imagen de abajo, dos de las máquinas involucradas en el procedimiento, las de lavar y las de planchar.
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