sábado, 12 de diciembre de 2020

Teatro. El Beso de Ger Thijs






El Beso

de Ger Thijs



  Un paisaje de montaña. Los Países Bajos. En Europa. Dos personas ascienden un sendero. Un hombre, una mujer, la naturaleza. Ella va en busca de unos resultados clínicos al hospital de su comarca. Él, supuestamente, pasea en busca de inspiración.    Los dos caminan sin saber que van a encontrarse, es el azar, lo fortuito del destino, el que decide su encuentro en esa fase de la vida en la que los sueños empiezan a caer o el amor se vuelve más agrio, en donde el éxito y el fracaso ya no son una cuestión social sino íntima. ¿Estamos solos? ¿Nos seguimos deseando a pesar de las heridas? ¿Qué significa morirse?

 

El autor, Ger Thijs, construye un texto de agilísimos diálogos, plenos de cinismo y humanidad, donde el humor se vuelve supervivencia, seducción y curiosidad por el otro. Dos desconocidos a los que la vida, siempre obscenamente viva, propone caminar juntos durante un trecho. Ella y él son invitados a mirarse, a apoyarse el uno en el otro. Pero ¿acaso sabemos nunca quién es el otro? ¿Un loco, un asesino, un ángel? Y aun así, el otro puede significar la salvación de un beso, de un oído atento, en cualquier caso siempre una referencia existencial y necesaria.

 

La propuesta se plantea feroz y delicada y la acción siempre marcha alrededor de ese hueco que el universo parece querer hacernos para que nosotros también existamos, como en una de las pinturas de Caspar David Friedrich y, sobre todo, con una extrema sinceridad emocional y vital que a todos nos incumbe. Un teatro desnudo donde se muestra lo excepcional dentro de lo cotidiano, las heridas que arrastramos y la esperanza de que, en el amor, siempre podemos volver a empezar.

Isabel Ordaz



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