martes, 23 de marzo de 2021

Mujeres olvidadas. Ana de Lobera Torres

   
Ana de Lobera Torres, conocida en su vida religiosa como Ana de Jesús, nació en Medina del Campo, el  25 de noviembre de 1545.  Hija de Diego de Lobera y Francisca Torres. Nació sorda y muda y así estuvo los primeros siete años de su vida, hasta que rompió a hablar. 
   Al cumplir los nueve años de edad falleció su madre, y la tutela pasó a manos de su abuela materna. Al año siguiente de estar tutelada por la abuela la niña hizo voto de castidad en contra de los pensamientos de su abuela, que intentó orientarla al matrimonio.
   Ingresa en el Carmelo en 1569 y a instancia de Santa Teresa lo hace en Ávila, para luego ir a Salamanca. Es aqui es donde la Santa Teresa conoció a Ana de Jesús y vio en ella sus virtudes, pasando a ser su hija predilecta, que junto a María de san José fueron los pilares de la santa en su vida y en su sucesión.
   
Las relaciones privilegiadas que mantenía hacia ella tenían una nota especial, hasta tal punto que cuando se le ofrece a Santa Teresa la fundación de Beas, en los confines de Castilla y retirada de las demás fundaciones, piensa en Ana como pieza fundamental y la deja allí por Priora, porque sabe que va cumplir y de manera sobresaliente su cometido. 
  En octubre de 1578, también conocerá en el convento de Beas a San Juan de la Cruz, cuando consigue escaparse de la cárcel y después del capítulo de Almodóvar. Ana, al igual que las otras monjas, quedan impregnadas por la presencia del santo y gozan de su dirección espiritual.
   En enero de 1582, por consejo del P. Gracián y San Juan, Ana parte para otra nueva fundación, esta vez en Granada, acompañada por San Juan de la Cruz y seis monjas, donde se funda el convento el 21 de enero.
  Participa en la fundación de conventos en Francia y Bégica.
 Los poemas de Ana no tienen mucha relevancia, pero sí sus declaraciones, escritos, actas y epistolario. Apenas nos han llegado obras autógrafas suyas, sino copias. Algunas de sus obras han desaparecido. Manifiesta en sus escritos que tiene una misión religiosa: propagar la reforma teresiana fuera de España, y debe hacerlo por voluntad de Dios. Así viajará, vivirá fuera del convento... siempre bajo el mandato divino. sus cartas mostrarán a una mujer que sabe atender las necesidades materiales necesarias para expandir la orden. Esa fue la razón por la que abandonó la clausura y a ella dedicará su vida.1​

Nos ha dejado una gran cantidad de cartas y documentos aunque las cartas que le escribió la Madre Teresa a Ana de Jesús, fueron quemadas por ella, mandadas destruir por la misma Madre, en aquellos años que tenían problemas con los Calzados. Ana lo recuerda con dolor en 1597.
Las cartas que se conservan son 53 escritas entre 1590 y 1621. Comprenden toda su vida religiosa, desde su priorato hasta unos días antes de su muerte. Son de un gran valor historiográfico ya que hacen referencia a diversos personajes de la época.​ 
  Fallece en Bruselas el 4 de junio de 1621 a la edad de 76 años.

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