jueves, 3 de marzo de 2022

Calle del Oso.

     

  Calle estrecha del barrio de Embajadores.  Discurre entre las calles de Mesón de Paredes yEmbajadores.​ En sus cuatro siglos de historia se documentan ilustres o famosos vecinos, delitos inconfesables, decenas de corralas,​ populares verbenas y algún que otro milagro.

   Perdor de Répide, en su documentado catálogo histórico de las calles de Madrid, la presentaba al comienzo del siglo XX como calleja "en la que hay alguna sórdida mansión, célebre en los anales del hampa madrileña". 

 En los orígenes de la repoblación de este antiguo arrabal madrileño, tuvo casa rectoral Diego de Vera, hidalgo que lucía sobre su portal un escudo de cantería blasonado con un oso como en las armas del Concejo de la Villa de Madrid, motivo que al parecer dio origen al nombre de esta calle y que como tal aparece en el plano de Teixeira de 1656.​ Diego de Vera había fundado en 1612 un oratorio dedicado al evangelista San Marcos, instalando en él una imagen mariana que luego se conocería como Nuestra Señora del Favor. La leyenda milagrera cuenta que la intervención sobrenatural de la Virgen salvó a unos niños que entraron en la jaula de un saltimbanqui extranjero que recorría España exhibiendo un feroz oso.​

     Sí ha quedado documentada la presencia en ella de algunos vecinos que hicieron carrera en el mundo del espectáculo, como el actor José Mata que murió en una humilde casa en 1905; y en ella nació en 1951 la cantante y actriz Ana Belén.     

  También nacieron en esta calle dos arquitectos españoles del barroco madrileño, Pedro de Ribera, discípulo de Churriguera, y autor de la emblemática Ermita de la Virgen del Puerto (Madrid),​ y un miembro de la familia Churriguera, Alberto.   

   Lo mágico de esta calle del oso llega durante las fiestas de San Cayetano a principios de agosto cuando sus vecinas engalanan la calle con mantones, flores, farolillos y fotografías antiguas de la calle y la convierten en el epicentro de la verbena. Además instalan un pequeño altar con una imagen de su propiedad de San Cayetano donde colocan un cestillo para ofrendas.

    Toda la decoración, la limonada que reparten y la música que ponen para animar la verbena  lo sufragan ellas mismas mediante una colecta que hacen en la calle y con lo que sacan de la limonada que reparten.


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