El Palacio Real de Aranjuez es una de las residencias de la familia real española, situado a orillas del río Tajo.
Felipe II encomendó el proyecto al arquitecto Juan Bautista de Toledo, que murió durante su construcción, por lo que su discípulo Juan de Herrera fue el encargado de rematar la obra. Durante todo el siglo XVII se paró la obra, hasta que en tiempos de Fernando VI se acomete una importante ampliación, que continuará Carlos III dotándolo de unas alas que encierran el patio de armas, tal y como se puede contemplar hoy en día.
Se proyectaron inmensos jardines para ensalzar la residencia real de la árida y seca meseta. Regados con las aguas de los ríos Tajo y Jarama, son los más importantes del periodo de los Habsburgo.El palacio se ubica entre la avenida del Palacio y la plaza de las Parejas por el sur, el jardín del Parterre por el este, la Ría por el norte y la plaza del Raso de la Estrella por el oeste.
Del Palacio podemos destacar el comedor, el gabinete árabe y el gabinete de porcelana:
El comedor, ubicado en el centro del palacio, se trata de un amplio salón decorado como sala de conversación a partir de 1748, bajo el reinado de Fernando VI; pasando a ser comedor en tiempos de Carlos IV.
En la bóveda, Giacomo Amigoni ensalzó el reinado de Fernando VI, con la Fe, la Caridad, la Justicia y la Prudencia en el centro, junto a la Munificencia, la Abundancia, la Fortaleza y la Paz; en los extremos, enmarcadas por rocallas características del rococó, la Verdad y la Eternidad, y en los ángulos, Las cuatro partes del mundo, extendiéndose el estilo al soberbio estuco del pavimento, con panoplias y alegorías musicales. Las seis sobrepuertas con virtudes asociadas al monarca son obra de Amigoni (Mansedumbre, Liberalidad, Humildad y Fidelidad) y de su colaborador Charles Joseph Flipart (Fortaleza y Concordia). Amigoni también comenzó la serie de grandes cuadros con la historia de José; pero a su muerte en 1752 el encargo fue trasladado a Corrado Giaquinto, quien pintó los lienzos de José interpreta los sueños en la cárcel, El triunfo de José, La copa en el saco de Benjamín y José presenta su familia al Faraón, así como otro ciclo pictórico que no tiene relación con la historia bíblica. En los testeros, dos monumentales relojes de época de Carlos IV. El mobiliario (cuya ebanistería fue rehecha por completo bajo las órdenes del Fernando VII), se compone de sillones y sillas de caoba y talla dorada, y consolas sobre las que apoyan pequeñas esculturas en bizcocho de porcelana de Nast.
El Gabinete árabe de ambiente historicista inspirado en la sala de las Dos Hermanas de la Alhambra de Granada. Fue construido entre 1848 y 1850 bajo la dirección de Rafael Contreras, restaurador del palacio nazarí.
El arrimadero de estuco simula azulejos, y tanto las paredes como la bóveda son de yeso esculpido policromado, con decoración geométrica que forma mocárabes en la bóveda. En la cornisa figura reiteradamente la cifra de su mecenas Isabel II La decoración andalusí se completa con el transparente del patio de los Leones de realización francesa, sendos divanes tapizados de damasco de seda carmesí y un velador de bronces y placas de porcelana pintados en 1835; obra de la Manufactura Real de Sèvres regalada por el rey de Francia Luis Felipe de Orleans a la reina regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. La gran lámpara neogótica de bronce dorado cuenta con 81 luces dispuestas en dos pisos; regalo del infante don Francisco de Paula a su hijo el rey consorte Francisco de Asís de Borbón.
El Gabinete de Porcelana constituye la primera gran realización de la Real Fábrica de Porcelana del Palacio del Buen Retiro, diseñada y realizada por el equipo de Giuseppe Gricci y concluida en 1765. Años más tarde serviría de inspiración para la estancia homónima del Palacio Real de Madrid; ya en un estilo más cercano al neoclásico que al rococó.
En torno a siete grandes espejos y a otros cuatro de los ochavos se dispone una decoración prolija de chinerías dieciochescas graciosas y vivaces, con figuras orientales, dragones, monos, frutos y diversos objetos entre una maraña de ramajes y cintas. De la bóveda, también de porcelana, pende una lámpara del mismo material que asemeja una palmera, con brazos en forma de raíces y un chino agarrado en su eje con un mono que le imita. El trabajo en la bóveda se compaginó con el dorado y pintura de las ventanas, vidrieras y puertas de pasos análogos a la decoración del gabinete. Las seis sillas lacadas con chinerías siguen el modelo inglés reina Ana.
Este suntuoso salón serviría como pieza de gabinete para el despacho de Carlos III y, posteriormente, como pieza de música para la reina Isabel II, con un piano Collard & Collard, ahora en la cámara de la reina.
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