Luis Ortega Cruz, que era como se llamaba Pirulo, nació en Madrid en 1924, en una chabola de la calle Ibiza. Sus padres habían emigrado a la capital procedentes de Jumilla (Murcia).
Desde 1942 tuvo su puesto de intercambio de cromos en las puertas del parque del Retiro próximas a Ibiza y Sainz de Baranda, además de un puesto fijo de intercambio de cromos y tebeos en la calle Ibiza. Pirulo cambiaba un cromo difícil por cuatro fáciles. Los niños miraban los cromos y repetían: Sile, nole, sile, nole…(sí, le tengo, no le tengo). También vendía algunas chuches, y recuerdo que cuando se tenía que ausentar del puesto, lo dejaba todo tal cual con una estampa de la virgen en la que ponía: «La virgen te ve» Los niños cogían lo que querían y dejaban religiosamente el importe en la cestita.A Pirulo le conocía todo Madrid, sobre todo desde que salvó a una niña, Paloma Fraile, que fue atropellada por un tranvía en Menéndez Pelayo. La gente creyó que estaba muerta, pero Pirulo la cargó en su carrito y la llevó al hospital, donde pudo salvarse. En 1982 ella participó en un homenaje a su salvador.
Pirulo colaboró en la creación de tres comedores infantiles en la dura posguerra y ayudó al Padre Llanos en su labor social en el Pozo del Tío Raimundo.
Rasgo destacado de Pirulo fue su llaneza a la hora de tratar con los pequeños, a los que siempre consideraba personas, cuestión clave para el establecimiento de un afecto hacia él que duraba décadas.
Simpático, desdentado y "muy miedoso", según confesión propia, Pirulo formó parte del paisaje humano madrileño durante casi toda su vida. Una placa recuerda desde 1988 su memoria en el distrito de Retiro: "A Pirulo, los niños de ayer y de hoy".
Luis Ortega Cruz, Pirulo murió en la localidad madrileña de Arganda del Rey, en la residencia pública de ancianos donde vivía. Contaba 85 años.
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