La iglesia de la calle Puñonrostro data de 1605. El convento mantiene su estructura desde su fundación y en 1981 fue declarado bien de interés cultural. Lleva 125 años con el Santísimo Sacramento puesto. En la actualidad hay 8 monjas de clausura, pero han llegado a tener más de una veintena. Las monjas se dedican a realizar galletas y pasteles para vender a los sacristanes que pasen por la calle.
Las monjas contaban con un torno donde se intercambiaban objetos, bienes o manuscritos, en la actualidad lo usan para entregar los pasteles o galletas que venden.
En Puñonrostro hay dos representaciones del barroco español: el convento del Corpus Christi de inicios del siglo XVII es una representación del primer barroco madrileño y la segunda, la basílica a de San Miguel que tiene una fachada convexa representando un ejemplo del barroco italiano. La basílica pertenece al cuerpo diplomático porque ostenta la sede de la nunciatura apostólica, es decir, es la representación del vaticano en Madrid.
En la calle Puñonrostro vivió Don Fernando del Pulgar, cronista de los Reyes Católicos. Esa misma casa llegó a vivir años más tarde el Conde de Puñonrostro. El apodo que recibió el conde se debe a que solía dejar su puño en el rostro de sus enemigos con mucha frecuencia. Otro nombré que recibió la calle fue el de las carboneras por el convento de las carboneras.
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