
El monumento retrata al novelista vasco, que en sus obras describió el Madrid de la época, con su atuendo habitual de boina, bufanda y abrigo y rinde homenaje a su labor en este lugar que fue tan importante para el literato y que tantas veces visitó para conseguir libros en los pequeños puestos del lugar. Fueron de hecho los libreros quienes en 1925 pidieron al ayuntamiento una estatua para rendirle tributo.

El autor de la obra es Federico Coullaut-Valera y el pedestal sobre el que se asienta la estatua lo realizó la empresa Chicharro Bravo.

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