sábado, 5 de noviembre de 2016

Exposiciones del Prado


  El Museo del Prado nos presenta en Madrid y Sevilla tres exposiciones de altísimo nivel. El arte de Clara Peeters que nos llega directamente de Amberes, "las inmaculadas" y "los objetos hablan".
   Disfrutemos con la belleza y el arte de estas exposiciones que se nos presentan delante de nuestros ojos para que de forma sencilla alimentemos nuestro espíritu.   







El arte de Clara Peeters


25/10/2016 - 19/02/2017

Tras su exhibición en Amberes, el Museo del Prado recibe en su sede una muestra dedicada a Clara Peeters, pintora flamenca perteneciente a la primera generación de artistas europeos especializados en naturalezas muertas y una de las escasas mujeres que pudo dedicarse profesionalmente a la pintura en Europa en la Edad Moderna.
La presencia de este grupo de quince obras relevantes de Clara Peeters en el Prado quiere destacar los logros de esta dotada y delicada artista, de la que se conocen apenas cuarenta obras de su mano.
Tanto la exposición como el catálogo que la acompaña suponen el estudio más actualizado hasta la fecha sobre su vida y su obra situando a Clara Peeters en el contexto cultural y artístico de Amberes y poniendo también el foco de atención en la situación de las mujeres artistas a principios de la Europa Moderna, cuando los prejuicios generalizados les cerraban muchos caminos.

Presentación especial: Inmaculadas
04/10/2016 - 19/02/2017
De izq. a der.: 'Inmaculada Concepción 1682', de Valdés; 'La Inmaculada Concepción', de Zurbarán; 'Inmaculada Concepción 1625 - 1630', de Zurbarán; 'La Inmaculada Concepción', de Cerezo. 


Donación Plácido Arango AriasDurante 2015 Plácido Arango, anterior presidente del Real Patronato del Museo del Prado, realizó una espléndida donación de obras al Museo del Prado, realizadas por artistas españoles o con una estrechísima vinculación con el país, reservándose el derecho de usufructo. Aun así, cuatro de ellas se exponen habitualmente en las salas del Prado y, desde el 4 de octubre, el visitante tiene la oportunidad de disfrutar de un nuevo conjunto de espléndidas inmaculadas, realizadas por artistas como Francisco de Zurbarán, Mateo Cerezo o Juan de Valdés Leal.
Tras la generosa donación que realizó el pasado año Plácido Arango Arias, el Museo del Prado organiza una nueva presentación especial que, en esta ocasión, reúne el conjunto de obras donadas con una personalidad temática más acusada, el formado por las Inmaculadas, uno de los temas más habituales entre los artistas españoles del Siglo de Oro para expresar los sucesivos ideales de belleza femenina.
La selección de estas obras, fechadas entre las décadas de 1630 y 1680, permite comprobar cómo la representación del tema de la Inmaculada Concepción osciló entre dos versiones: la que subraya la intimidad, el recogimiento y la concentración, y la que presenta fórmulas barrocas mediante composiciones dinámicas y coloristas. En exposición se reunirán la Inmaculada más temprana de la donación y la que custodia el Prado, ambas de Zurbarán, cuya comparación permite conocer las distintas alternativas iconográficas y compositivas que se planteó el pintor al principio de su carrera: frente a la concentración formal y la introspección emotiva de la que ingresó en el museo en 1956, la procedente de la donación Arango es expansiva y destaca por el amplio vuelo de su túnica.
La segunda Inmaculada de Zurbarán de la donación, fechada en 1656, constituye un puente con la rica tradición de representaciones concepcionistas sevillanas de la segunda mitad del siglo XVII y puede compararse con la Inmaculada de uno de los grandes representantes de esta escuela, Juan Valdés Leal, que en su obra, fechada en 1682, evita el dinamismo compositivo y la expansión comunicativa que le son característicos, y compone una obra introspectiva y delicada, en la que la joven María se encuentra rodeada por un elaborado contexto teológico.
Otro foco importante de producción de imágenes concepcionistas fue en Madrid que se encuentra representado en la donación una Inmaculada de Mateo Cerezo fechable en torno a 1660 cuyo dinamismo y amplia gama cromática son características que contribuyeron a que la pintura madrileña avanzase en una dirección plenamente barroca.
Además, esta muestra presenta una nueva incorporación a la donación inicial de Plácido Arango. Se trata de una Inmaculada de Francisco de Herrera el Mozo, uno de los nombres fundamentales en Sevilla y Madrid a mediados del siglo XVII aunque con un catálogo relativamente escaso, y que se integra, en usufructo, como un aporte significativo a las colecciones del Prado.
Coincidiendo con esta presentación, el Museo del Prado ha editado una publicación en la que se estudian de manera individualizada el total de 26 obras que forman la donación Plácido Arango y en la que se incluye un texto en el que se valora la aportación del conjunto a las colecciones del Prado.


Los objetos hablan. Colecciones del Museo del Prado

Museo de Bellas Artes. Sevilla26/10/2016 - 29/01/2017



Hombres y mujeres pueden reconocerse a través de ciertos objetos que les han acompañado a lo largo de los tiempos –a la hora de alimentarse, de vestirse, de desarrollar un trabajo o, simplemente, disfrutar de su ocio–, ya que esos objetos son depósitos de la memoria, tanto individual como colectiva. Nos informan sobre costumbres y creencias, y también sobre las circunstancias históricas y sociales del momento en que fueron utilizados. Pero al mismo tiempo sugieren ideas, permiten establecer relaciones entre conceptos muy diversos, despiertan en quienes los contemplan todo tipo de sentimientos e invitan a soñar, a imaginar y a evocar otros lugares o momentos.
Los cuadros del Museo –los bodegones, por ejemplo– muestran una gran cantidad de elementos simbólicos, que contribuyen a enriquecer el aspecto formal que ofrecen y nos permiten un acercamiento al mensaje que el artista o su mecenas o cliente quisieron transmitir. Pero también hay en ellos numerosos detalles escondidos que nos obligan a recorrer una y otra vez la superficie pictórica para aprehender su esencia y su valor.
Los objetos hablan, y además –y esa es la clave– nos invitan a dialogar. Ese es el objetivo de la exposición: plantear un diálogo entre sus visitantes y los objetos del Museo del Prado, tanto los «reales» o tridimensionales como los representados en la cuidada selección de pinturas que forman parte de ella.

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