domingo, 12 de marzo de 2017

Tabernas de Madrid - Oliveros


La Taberna Oliveros, es una de las más antiguas, mejor conservadas de  todo Madrid. Aunque hay datos contradictorios en cuanto al año de apertura, podemos asegurar que está entre el 1854 y el 1857. 
 Pocas tabernas de Madrid pueden presumir de una antigüedad así.
Fachada actual de la taberna

   Desde el año que fuera, la taberna fué pasando de unos propietarios a otros hasta que en 1921 la familia Oliveros la compra  por 10.000 pesetas.
Precioso reclamo publicitario
  Primero era solo taberna y vivienda en el interior, pero el 2-2-1922, empieza a funcionar también como restaurante con el nombre de “Casa Manolín” para, posteriormente,  cambiar el nombre por el apellido del dueño.
José Manuel, casado con Esperanza García con la que tuvo  cinco hijos,  fallece en 1954, aunque en 1952 se hacen cargo de la taberna sus dos hijos varones, Antonio y Ángel Oliveros, que están al frente de ella hasta su jubilación en 1987. Poco antes se  había jubilado  Lucas, el camarero  que llevaba con ellos desde los 12 años.
Como curiosidad diremos que cuando algún cliente se iba sin despedirse, Lucas, con voz potente, decía "Hasta luego Lucas" poniendo en evidencia la mala educación del parroquiano. 
Lucas, el legendario medidor de Casa Oliveros,
 en 1984 (Foto Pasies-Cecilia)

 Después de unos años cerrada la reabre en  1999  Julio, el hijo de  Antonio, que sigue la tradición familiar.

 En la taberna sólo se vendía vino de Valdepeñas del cosechero Manuel Ruiz Ruiz. Se consumían 5.000 arrobas de vino al año (unos 220  litros diarios, que no está mal)

Tanto los azulejos de la fachada como los de dentro son originales hechos a mano,  aunque algunos del interior  son reciclados, de ahí que no todos sean iguales. Oliveros hizo quitar unos del centro de la fachada para  poner el  conocido anuncio de “Para comer bien y barato San Millán, 4". En este anuncio, hecho por el ceramista Fidel Blanco en 1921, aparece un orondo cocinero  cortando unas  grandes lonchas de jamón. Como anécdota diremos que en  los años 30, época en la que se pasaba mucha hambre,  la Guardia de Asalto mandó tapar con una madera al simpático cocinero para no provocar al personal.
 En el resto de la portada los azulejos, muy originales, reproducen racimos de uvas con rayas de tonos verdes y rojos. Por cierto, una noche  mientras los dueños dormían en el piso de arriba, oyeron unos ruidos: les estaban robando los azulejos de la fachada arrancándolos uno a uno. Se pudieron reponer, excepto uno, con los que quitaron  para hacer el anuncio
Las paredes de la taberna y comedor están cubiertas hasta media altura por  azulejos con motivos geométricos, predominando los colores rojo y azul. 
Elementos de interés en la taberna  son el reloj con incrustaciones de nácar, una preciosa caja registradora , que marcaba en dólares con un registro máximo de 9,9 y una saturadora para  producir agua de seltz que, ocasionalmente, aún funciona. Tiene también  varios relojes antiguos.

Encantadora imagen de la taberna en la actualidad

La taberna era frecuentada por  gente  del mundo del toro. Ángel Teruel, era cliente habitual de la taberna el torero; además, fue   vecino del barrio (habia nacido en el nº 7 de la calle del Ventorrillo, donde se rodó también la película sobre la vida de Lola Flores, "Lolita")
 Antonio Gala y Sancho Gracia también pasaban por aquí; a este último le esperaba  con ansiedad el  joven Julito por las buenas propinas que le dejaba.
   Otro  que visita la taberna, como cliente y como familiar, es Ramiro Oliveros,  hijo de Adela, una de las hijas de José Manuel  y casado con la hija de doña Concha Piquer.
Como curiosidad, diremos que  en octubre de 1929 la lotera de la calle de Toledo, 69 repartió por el barrio el premio “gordo” de la lotería de la Cruz Roja. En el barrio tiene fama de atraer la suerte, varios premios de loterías han tocado en este local, hasta un par de medias, al añorado Lucas. 

Anécdota: Se presenta en Oliveros un señor un tanto engreido y, después de leer la Carta, dice que  no le gusta ninguno de los platos que le ofrecen. Acude José Manuel,  el tabernero:
- No se preocupe que le voy a preparar un plato para chuparse los dedos.
Entra en la cocina y con un cazo coge garbanzos, fabes y callos y  llena un plato con esta mezcla.. Cuando el cliente lo prueba se queda maravillado y le dice a Oliveros  que cómo es posible que un plato así no estuviese en la carta y le pregunta qué nombre tenía para pedirlo otra vez.
- Chabaza, le contesta el tabernero ante la risa de los otros parroquianos, pues con ese nombre se llama en algunos lugares de Asturias a la comida que se da a los cerdos. Por cierto, en el libro "Diccionario de madrileñismos" de Manuel Alvar, ya está registrada esta entrada como "Callos con garbanzos".

El cocido, uno de los platos estrella de Oliveros
Además de la chabaza, ahora en Oliveros se puede degustar  un espléndido cocido, que hacen a diario,  los callos, el bacalao y típicos platos asturianos como la fabada y las fabes con almejas. Para acabar la faena, tenemos algunos  postre deliciosos y originales  como los paponzuelos, los frisuelos y el tocino del cielo.
Delicioso postre. No hay más que verlo
  Con la reapertura de la taberna por Julio Oliveros , se cierra el comedor de arriba y  se habilita la cueva para poner mesas. En esta cueva es donde antes se guardaban los  pesados pellejos  de vino que los empleados del cosechero tenían que bajar por una escalerita pina y estrecha de madrugada para no interrumpir el tráfico.      



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