viernes, 9 de marzo de 2018

Arturo Barea. La Ventana inglesa


Instituto Cervantes




Arturo Barea.

   La ventana inglesa


Del 14/12/2017 al 16/03/2018


Al cumplirse los 120 años de su nacimiento, y los 60 de su muerte, este Gabinete Bibliográfico dedicado al escritor Arturo Barea pretende reunir prácticamente todas las ediciones que se han hecho de sus obras. El hecho de que todos sus libros excepto uno aparecieran primero en inglés (traducidos por su mujer, la austriaca Ilsa Barea), y de que haya títulos del autor que a día de hoy todavía no conocen una edición española, hacen que esta muestra tenga también algo de reflexión sobre las circunstancias del exilio, dramáticas ante todo en lo personal pero también penosas en lo cultural, sin que la posible reparación sea todavía plena.































Resultado de imagenArturo Barea nació en Badajoz el 20 de septiembre de 1897. Su padre trabajaba en el servicio de reclutamiento y murió a los 34 años. Su madre y sus hermanos se trasladaron a Madrid donde ella trabajó de lavandera en el río Manzanares, y vivían en un cuchitril abuhardillado en Lavapiés, aunque Barea fue colocado con unos tíos acomodados que le dieron educación; estudió en las Escuelas Pías de San Fernando, pero dejó los estudios a los trece años, al morir el tío. Trabajó de aprendiz en un comercio, y más tarde en un banco hasta 1914. Llamado a filas en 1920, tuvo que ir a Marruecos, donde vivió la derrota de Annual en 1921. Se casó en 1924 con Aurelia Grimaldos y tuvieron cuatro hijos, aunque el matrimonio terminó separándose.

Con la II República se incorporó a la vida sindical en UGT. Durante la Guerra Civil española apoyó al bando republicano realizando diversas misiones de carácter cultural y propagandístico. Fue responsable del servicio de censura de la prensa extranjera en el Ministerio de Estado, que controlaba las comunicaciones de los corresponsales extranjeros desde la Telefónica de Gran Vía. Allí vivió el asedio de Madrid y los bombardeos que tenían el rascacielos como uno de sus objetivos habituales.​ También ha quedado noticia de su participación en emisiones radiofónicas desde un sótano acolchado, bajo el seudónimo «La voz desconocida de Madrid».​

En 1938 se casó con la periodista austriaca Ilse Kulcsar, que sería la principal traductora de la versión inglesa de sus libros. Al finalizar la contienda se exilió a Inglaterra, donde consiguió la nacionalidad británica en 1948, y continuó con sus actividades literarias hasta su fallecimiento. En Gran Bretaña continuó su tarea radiofónica, y llegó a pronunciar más de 900 alocuciones en la BBC bajo el seudónimo de Juan de Castilla.​

Barea falleció en Faringdon, un pueblo del condado de Oxford, el 24 de diciembre de 1957 tras dieciocho años de exilio.a​ Sus cenizas fueron esparcidas en el jardín de su casa, a las afueras de Faringdon, en la finca del aristócrata Lord Faringdon, defensor de la causa republicana que en 1936 había trabajado en un hospital de campaña en el frente de Aragón durante la guerra civil española.​

La forja de un rebelde

Resultado de imagenAunque escribió artículos, cuentos y otra novela tardía, La raíz rota, se considera que su mejor obra es la trilogía autobiográfica escrita en Inglaterra entre 1940 y 1945, y que al publicarse conjuntamente los tres volúmenes una vez traducidos al inglés (Barea había perdido el original escrito en español) llevó por título La forja de un rebelde. La primera, La forja (The Forge), narra la niñez y la adolescencia de un chico de Madrid, cuya madre es lavandera en el Manzanares (es decir, el mismo Barea), y cómo intenta ganarse la vida de meritorio en un banco. La segunda, La ruta (The Track), cuenta su experiencia militar en Marruecos durante la guerra contra los independentistas rifeños, donde llega a conocer y a contar algunas anécdotas sobre el entonces comandante Francisco Franco y el fundador de la Legión EspañolaMillán Astray. La tercera, La llama (The Clash), narra la experiencia de la Guerra Civil. Según el propio Barea, la obra retrata más lo colectivo que lo individual. Fue calificado por Gabriel García Márquez como uno de «los diez mejores libros escritos en España después de la Guerra Civil».​

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