miércoles, 21 de marzo de 2018

Poemas. La poesía es un arma cargada de futuro. Grabriel Celaya

Gabrial Celaya


Resultado de imagenRafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta,​ conocido como Gabriel Celaya (Hernani, Guipúzcoa, 18 de marzo de 1911-Madrid, 18 de abril de 1991), fue un poeta español de la generación literaria de posguerra.

Celaya fue uno de los más destacados representantes de la que se denominó «poesía comprometida» o poesía social. Su obra y su figura estuvieron influenciados y fueron fruto de la estrecha colaboración con su esposa, Amparo Gastón.​

La poesía es un arma cargada de futuro


Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,


mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,

fieramente existiendo, ciegamente afirmando,

como un pulso que golpea las tinieblas,



cuando se miran de frente

los vertiginosos ojos claros de la muerte,

se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.




Se dicen los poemas

que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,

piden ser, piden ritmo,
piden aquella ley para aquello que sienten excesivo.




Con la velocidad del instinto,

con el rayo del prodigio,

como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.




Poesía para el pobre, poesía necesaria

como el pan de cada día,

como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.




Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan

decir que somos quien somos,

nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.




Maldigo la poesía concebida como un lujo

cultural de los neutrales

que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.




Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren

y canto respirando.

Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.




Quiero daros vida, provocar nuevos actos,

y calculo por eso con técnica, qué puedo.

Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.




Tal es mi poesía: poesía herramienta

a la vez que latido de lo unánime y ciego.

Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.




No es una poesía gota a gota pensada.

No es un bello producto. No es un fruto perfecto.

Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.




Son palabras que todos repetimos sintiendo

como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.

Son lo más necesario: lo que tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

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