La escultura fue creada como alegoría y homenaje a la maternidad. Se trata de una representación de las figuras completas de una mujer guiando los pasos de su hijo pequeño, imágenes reconocibles pero esculpidas de forma conceptual con una composición de grandes volúmenes, un tratamiento tosco y rugoso de las superficies y ausencia de definición. La figura de la madre, la de mayores dimensiones, representa a ésta de pie con la cabeza erguida y los brazos delante del cuerpo, sosteniendo los de su hijo. Ambos están representados con superficies onduladas, estableciendo un claro contraste con la base, de la que parece emerger la figura materna y que presenta un perfil algo más abrupto y geométrico, con varias aristas y oquedades; en la cara posterior de esta pieza aparece, en letras grabadas, la firma del autor con la fecha de ejecución de la obra, CARRETERO 74. La escultura, elevada sobre un sencillo pedestal, se encuentra ubicada en el interior de una pequeña isleta rodeada de setos.
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