viernes, 2 de julio de 2021

Estatuas de Madrid. Blas Lázaro e Ibiza

   
Cuatro años después de la muerte en Madrid de Blas Lázaro e Ibiza se erige en 1925, en la plaza de la República Dominicana del Parque de El Retiro, este grupo escultórico que conmemora la figura del prestigioso botánico, nacido en la capital en 1858.
   Hombre multifacético dentro de su campo de estudio, Licenciado en Farmacia y algunos años más tarde en Ciencias Naturales, creador de una auténtica escuela botánica y uno de los principales responsables del resurgir de esta disciplina científica al finalizar el siglo XIX, su Compendio de la Flora Española, de 1896, ha sido referencia ineludible para los estudiosos del tema durante muchos años.  
 Finalmente, con ocasión del centenario de su nacimiento, y gracias a las gestiones de Gutiérrez Colomer, el grupo escultórico se instaló en un patio de la Facultad de Farmacia, donde desde 1892 ejerció de catedrático de Botánica Descriptiva y para la que había sido elegido Decano tan sólo mes y medio antes de su muerte.
   El autor del monumento impregnado por el romanticismo fue el escultor castellonense José Ortells López, nacido en Villarreal y discípulo de Luis Gilabert. 
El elemento principal del grupo escultórico es el busto del personaje homenajeado, Blas Lázaro e Ibiza, quien, aunque concebido hasta medio torso, sólo presenta trabajada la cabeza y el cuello, siendo el resto un puro bloque de sustentación, liso y sin brazos, cortado en los laterales por sendos planos verticales. La vista se dirige, por tanto, a este rostro que mira al frente en actitud serena e idealizada por el artista.
     Una figura femenina de gran desarrollo y en piedra caliza, que pudiera  identificarse con la diosa de las flores, Flora, aparece a la derecha de la composición sentada en la parte inferior del pedestal, con el largo torso apoyado en el plano vertical de la parte superior del basamento, la pierna derecha colgando al frente y la izquierda recogida bajo el cuerpo y extendida lateralmente sobre una base propia de escasa altura. El brazo izquierdo desciende hasta un libro que parece señalar con la mano y que sostiene abierto sobre sus muslos, en una segura representación del Compendio de la Flora Española, la obra cumbre de Blas Lázaro e Ibiza. Por su parte, el brazo derecho se encuentra levantado e igualmente apoyado en el pedestal superior, introduciéndose entre la masa vegetal colgante, mientras que la cabeza, torsionada con levedad, se alza hacia él. Prácticamente desnuda, apenas cubierta con un manto o túnica que cuelga por el basamento bajo la pierna izquierda, cubriendo la derecha, toda su traza muestra una representación idealizada como diosa o musa, en un desarrollo manierista y forzado del cuerpo, que, no obstante y de forma paradójica, preside una innegable elegancia etérea.  
   
El motivo que enlaza directamente la figura principal del escultor y la femenina que encarna la Botánica es la abundante masa vegetal formada por plantas y flores en la que ella introduce su brazo superior y que, también representado en piedra caliza, desciende por su espalda en senda colgadura desde la base del busto.
 El pedestal consiste en una superposición de dos cuerpos prismáticos en ángulo recto de piedra caliza colocados a su vez sobre una grada de traza paralelepipédica de granito apoyada en el suelo y que pudo añadirse a la nueva instalación del monumento en su nuevo emplazamiento de la Facultad de Farmacia. El cuerpo alto es un prisma de acusada verticalidad y cuadrada sección reducida que se curva en ligera convexidad en la coronación para enlazarse sin solución de continuidad con el perfil inferior del busto; entre la base y la cornisa las aristas se retranquean, configurando una suerte de pequeñas pilastras esquineras. En el frente principal, junto al dorso de la diosa, figura la siguiente inscripción incisa: “AL / BOTÁNICO ESPAÑOL / D. BLAS LÁZARO / E IBIZA. / LA CLASE FARMACÉUTICA, / SUS DISCÍPULOS / Y ADMIRADORES. / 1858- 1921”. 
 
Este cuerpo se apoya en un extremo de otro volumen inferior, de dominante dimensión horizontal, que se remata, en breve escalonamiento, en una plataforma que forma parte inseparable de la figura femenina apoyada directamente en ella; sobre dicha plataforma se disponen dos lápidas en caliza integradas a la composición y apoyadas en su borde superior en el pedestal alto, una en el frente principal y otra en el lateral izquierdo, pero ambos textos son completamente ilegibles. También los caracteres de la pequeña lápida de bronce que presenta la cara anterior del pedestal inferior, en el eje con el superior, son casi ilegibles y de difícil y confusa trascripción.

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