En 1927 empezó a colaborar en los trabajos de su padre, cuando apenas contaba con 17 años. Entró a trabajar en el castro de Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila), primero de manera esporádica y más tarde, en 1930, ya de forma permanente en la campaña de la necrópolis de Trasguija, ubicada en el mismo castro.
En 1930 participó en el XV Congreso Internacional de Arqueología y Antropología Prehistórica, celebrado en Portugal, donde realizó una ponencia con los resultados de su estudio sobre cerámica peninsular con incrustaciones de cobre y ámbar.
Participó junto a su padre en la campaña de la parte baja del Cabezo de Alcalá de Azaila (Teruel) en otoño de 1931, donde estuvo a cargo del diario de excavaciones. Al poco tiempo su padre tuvo que abandonar la excavación por enfermedad y Encarnación Cabré permaneció concluyendo los trabajos y levantando sus planos.
En 1932 comienza el doctorado en la Universidad Complutense, en cuyo contexto obtiene una beca de la Junta Superior de Ampliación de Estudios de Madrid para realizar cursos de Prehistoria y Etnografía en las Universidades de Berlín y Hamburgo (1934-1935). También consigue una beca para realizar el Crucero Universitario por el Mediterráneo, organizado por la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por su decano y catedrático de Filosofía Manuel García Morente, referentes de una generación de arqueólogos y arequeólogas, en donde tiene como compañeros a Julián Marías y Antonio Tovar. En este mismo año y en 1933 participó en las campañas de excavación llevadas a cabo en la Necrópolis de La Osera (Chamartín de la Sierra, Ávila) encargada de los diarios de excavación.
El curso 1933-1934 inició su actividad docente, como profesora de Historia y Geografía en el Instituto-Escuela de Madrid y también como profesora-ayudante en el departamento de arte dirigido por Elías Tormo en la Universidad Complutense de Madrid.
Entre los años 1934-1936 se incorpora en el grupo Misiones de Arte, dirigido por el arquitecto Manuel Gómez Moreno, del Centro de Estudios Históricos, donde realizó varias conferencias en el Círculo de Bellas Artes, el teatro de La Latina de Madrid y en el Ateneo de Bilbao.
En 1934 impartió una serie de conferencias sobre arte musulmán en el Instituto-Escuela. Con esta institución realizó posteriormente un viaje al Marruecos español en calidad de profesora y otro a Alemania, para impartir clases de arte español y, así mismo, buscar material bibliográfico y artístico para el departamento de arte de la Universidad Complutense.
A finales del verano de 1934 participó en otra nueva campaña en la Cueva de los Casares de Riba de Saelices, donde se ocupó de copiar los grabados rupestres paleolíticos recientemente descubiertos que se publican ese mismo año.
La Guerra Civil supone un paréntesis en su labor investigadora. Durante este periodo la familia Cabré participó, junto con Enrique de Aguilera y Gamboa (Marqués de Cerralbo), en la salvación de los tesoros del Museo Cerralbo, amenazados durante el conflicto.
En la década de los 40 Encarnación Cabré retomó su actividad investigadora con la publicación de varios trabajos entre los que destaca El Castro y la Necrópolis del Hierro Céltico de Chamartin de la Sierra, cuya autoría firma su padre.
Tras un nuevo paréntesis, en 1974 retomó su labor científica con la publicación de 25 trabajos sobre la Edad del Hierro en la Meseta, donde se dan a conocer materiales inéditos de las excavaciones del Marqués de Cerralbo.
Encarnación Cabré fallecio en Madrid, el 18 de marzo de 2005.
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