La calle de Trujillos o de los Trujillos es una pequeña vía urbana del barrio de Sol. Discurre entre la calle de Flora y la de las Veneras, en el cruce con la calle de las Conchas con la de las Navas de Tolosa, incluye en su trazado la travesía de Trujillos que la enlaza con la plaza de San Martín.
Esta breve calle y su travesía llevó antes por nombres el de Clavel y el de los Muertos.
De esta última denominación, más popular que oficial, hablan tres tradiciones parejas en su fantasía; en una son el origen dos guerreros que desaparecieron en la guerra granadina organizada por los Reyes Católicos, y que pasado el tiempo volvieron a ocupar su casa en este arrabal madrileño, después de habérseles dado por muertos. Otra leyenda se le pone en boca a Ruy González de Clavijo, cuando le narraba al «gran Tamerlán» las maravillas de Madrid, en cuyas calles, como en esta, andaban los muertos por ellas; y una tercera fantasmagoría señala este lugar como el cercado donde se iban echando los muertos que una gran epidemia había producido en la Villa y que ya no cabían en los camposantos. según Gea Ortigas, desde 1835 lleva el nombre de dos hermanos Ana y Esteban de Trujillo, vecinos de esta calle.
Llamada también calle del Ataúd, al parecer por un corralón o quizá corrala en la que habitaban los enterradores de la vecina parroquia de San Martín. Fernández de los Ríos cuenta que allí se guardaba el ataúd para los entierros de misericordia o de los enterrados de limosna que debían figurar en el Libro parroquial correspondiente a los pobres indigentes. Répide completa el relato describiendo las angarillas que servían para portar el ataúd en los “entierros de pobres” que los hermanos de la cofradía de San Sebastián organizaban hasta dar sepultura a los feligreses más indigentes en el cementerio de la Buena Dicha; y concluye diciendo que dicho ataúd desapareció con la construcción del cementerio de la puerta de Fuencarral (obra que pudo concluirse gracias a los fondos de la parroquia de San Martín).
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