lunes, 15 de septiembre de 2025

Palacios y casas de Madrid. Marqueses de Argueso

Situado en el barrio de Almagro, una de las zonas residenciales preferidas de la alta sociedad durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, el palacete fue proyectado en 1894 por el arquitecto Dimas Rodríguez Izquierdo como residencia principal de Miguel Martínez de Campos y Rivera, marqués de Baztán. Originalmente el solar en el que fue construido formaba parte de una parcela de mayor tamaño, en la que se levantó ya en 1870 uno de los primeros palacetes del barrio. 

  Este edificio fue derribado hacia 1892, dividiéndose entonces la finca en dos partes, ocupando el nuevo hotel el solar correspondiente al actual número 11bis de la calle Fernando el Santo. El palacete estaba compuesto por un edificio principal, un jardín delantero, una portería, un pabellón de servicio y un patio posterior. El exterior del edificio es de estilo ecléctico, con alzados de ladrillo visto y huecos enmarcados por encadenados de yeso, imitando sillería, al modo Luis XIII, con fuertes impostas y cornisa en el ático, pero sin las mansardas características de este estilo francés. La entrada principal se sitúa en la fachada lateral y cuenta con una marquesina de hierro y vidrio.

El inmueble consta de cuatro alturas con la distribución jerarquizada típica de estas residencias. En su interior presenta una planta compacta y sin pasillos. Desde la entrada se accede a un primer vestíbulo y desde éste al hall, que funciona como distribuidor de los salones y la escalera principal, de estilo afrancesado e iluminada a través de una vidriera de la casa Maumejean. De forma perpendicular al hall se disponía un salón con serre o invernadero que daba paso al jardín, otro salón decorado con una pintura mural firmada por Joaquín Sorolla y el comedor. 

En 1927 el palacete fue comprado por los marqueses de Argüeso, quienes encargaron ese mismo año su ampliación a Eduardo Figueroa Alonso Martínez, añadiéndose entonces un nuevo gran salón en el extremo sur del edificio, sobre el que se colocó una terraza, y que supuso la desaparición del invernadero, la reducción del jardín principal y el sacrificio de la iluminación natural del comedor. Aunque durante la Guerra Civil el palacete quedó a cargo de la vecina embajada británica, el comedor y el gran salón se vieron afectados por el impacto de dos obuses. En 1957 los descendientes de los marqueses de Argüeso vendieron el edificio al gobierno argentino, convirtiéndose en la Residencia Oficial del Embajador de la República Argentina en España.



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