Situado en el barrio de Almagro, una de las zonas residenciales
preferidas de la alta sociedad durante la segunda mitad del siglo
XIX y principios del XX, el palacete fue proyectado en 1894 por el
arquitecto Dimas Rodríguez Izquierdo como residencia principal de
Miguel Martínez de Campos y Rivera, marqués de Baztán.
Originalmente el solar en el que fue construido formaba parte de
una parcela de mayor tamaño, en la que se levantó ya en 1870 uno
de los primeros palacetes del barrio.
Este edificio fue derribado
hacia 1892, dividiéndose entonces la finca en dos partes, ocupando
el nuevo hotel el solar correspondiente al actual número 11bis de la
calle Fernando el Santo.
El palacete estaba compuesto por un edificio principal, un jardín
delantero, una portería, un pabellón de servicio y un patio posterior.
El exterior del edificio es de estilo ecléctico, con alzados de ladrillo
visto y huecos enmarcados por encadenados de yeso, imitando
sillería, al modo Luis XIII, con fuertes impostas y cornisa en el
ático, pero sin las mansardas características de este estilo francés.
La entrada principal se sitúa en la fachada lateral y cuenta con una
marquesina de hierro y vidrio.
El inmueble consta de cuatro alturas con la distribución jerarquizada típica
de estas residencias. En su interior presenta una planta compacta y sin
pasillos. Desde la entrada se accede a un primer vestíbulo y desde éste al
hall, que funciona como distribuidor de los salones y la escalera principal, de
estilo afrancesado e iluminada a través de una vidriera de la casa Maumejean.
De forma perpendicular al hall se disponía un salón con serre o invernadero
que daba paso al jardín, otro salón decorado con una pintura mural firmada
por Joaquín Sorolla y el comedor.
En 1927 el palacete fue comprado por los marqueses de Argüeso, quienes
encargaron ese mismo año su ampliación a Eduardo Figueroa Alonso Martínez, añadiéndose entonces un nuevo gran salón en el extremo sur del
edificio, sobre el que se colocó una terraza, y que supuso la desaparición
del invernadero, la reducción del jardín principal y el sacrificio de la
iluminación natural del comedor.
Aunque durante la Guerra Civil el palacete quedó a cargo de la vecina
embajada británica, el comedor y el gran salón se vieron afectados por el
impacto de dos obuses. En 1957 los descendientes de los marqueses de
Argüeso vendieron el edificio al gobierno argentino, convirtiéndose en la
Residencia Oficial del Embajador de la República Argentina en España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario