Con motivo del tercer centenario de la muerte de don Álvaro de Bazán (1526-1588), surgió la idea de erigir una estatua en su honor.
Se abrió una suscripción popular y se ofreció un concierto en el Teatro de la Zarzuela para recaudar fondos y se obtuvieron 62.500 pesetas.
Se abrió una suscripción popular y se ofreció un concierto en el Teatro de la Zarzuela para recaudar fondos y se obtuvieron 62.500 pesetas.
Una comisión encarga el trabajo a Mariano Benlliure quien realiza la escultura en bronce, tomando como modelo la conocida escultura de Carlos V, obra de León Leoni.
La figura de don Álvaro de Bazán aparece vestido con media armadura. Tiene un gesto serio, enérgico, y mira ligeramente a la izquierda. Apoya la mano izquierda en la empuñadura de su espada, mientras que en la derecha llega una bengala de general. Sorprende el trabajo de Benlliure en los pliegues y detalles de la vestimenta, en los que quiso ser muy preciso. A los pies de la figura, un yelmo y una bandera recuerdan, según los historiadores, sus victorias contra los turcos.
También es de destacar el pedestal de mármol, en cuyas esquinas hubo originalmente cuatro delfines de bronce, y que fue realizado por el propio Benlliure en colaboración con el arquitecto Miguel Aguado. En el frente principal, y entre una corona de palma, se ve la inscripción Don Álvaro de Bazán, mientras que en el lado opuesto del pedestal se leen las redondillas que Lope de Vega dedicó a don Álvaro:
La figura de don Álvaro de Bazán aparece vestido con media armadura. Tiene un gesto serio, enérgico, y mira ligeramente a la izquierda. Apoya la mano izquierda en la empuñadura de su espada, mientras que en la derecha llega una bengala de general. Sorprende el trabajo de Benlliure en los pliegues y detalles de la vestimenta, en los que quiso ser muy preciso. A los pies de la figura, un yelmo y una bandera recuerdan, según los historiadores, sus victorias contra los turcos.
También es de destacar el pedestal de mármol, en cuyas esquinas hubo originalmente cuatro delfines de bronce, y que fue realizado por el propio Benlliure en colaboración con el arquitecto Miguel Aguado. En el frente principal, y entre una corona de palma, se ve la inscripción Don Álvaro de Bazán, mientras que en el lado opuesto del pedestal se leen las redondillas que Lope de Vega dedicó a don Álvaro:
El fiero turco en Lepanto; / en la Tercera el francés; / y en todo mar el inglés, / tuvieron de verme espanto. / Rey servido y patria honrada / dirán mejor quién he sido / por la Cruz de mi apellido / y por la cruz de mi espada.
La elección de la Plaza de la Villa para albergar el monumento se debió, entre otras cosas, a su situación céntrica y a su tamaño reducido, ya que de esta forma destacaría más la figura del marino. En la base del pedestal se depositaron monedas de la época, periódicos del día y un acta. A la inauguración en diciembre de 1891 acudió la reina regente, Cánovas del Castillo y otros miembros del gobierno.
La elección de la Plaza de la Villa para albergar el monumento se debió, entre otras cosas, a su situación céntrica y a su tamaño reducido, ya que de esta forma destacaría más la figura del marino. En la base del pedestal se depositaron monedas de la época, periódicos del día y un acta. A la inauguración en diciembre de 1891 acudió la reina regente, Cánovas del Castillo y otros miembros del gobierno.
Don Álvaro de Bazán y Guzmán (1526-1588) siempre fue un hombre de mar. Marqués de Santa Cruz y Caballero de la Orden de Santiago, se hizo célebre por utilizar por primera vez tropas de infantería de marina para emprender operaciones anfibias. Fue uno de los responsables de la victoria en la batalla de Lepanto contra los turcos, en la que Cervantes perdió el uso de una mano. Participó en la campaña de Portugal conquistando la isla de Terceira, que sirvió para que Felipe II subiera al trono portugués. Debido a la valía demostrada, el rey lo nombró Capitán General del Mar Océano y le encargó preparar la expedición de la Invencible, pero murió antes de emprender su misión.
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