jueves, 29 de septiembre de 2016

El Marques del Duero

      Manuel de la Concha nació en la actual Argentina, hijo de Petra Irigoyen y de Juan Gutiérrez de la Concha y Mazón, brigadier de marina y entonces gobernador intendente de la provincia de Tucumán. Su padre murió fusilado durante las luchas que siguieron a la Revolución de Mayo de 1810. La familia fijó su residencia en España, donde Manuel de la Concha hizo sus estudios preparatorios. Ingresó en la Guardia Real como cadete en 1820, ascendió a alférez en 1825 y a teniente en 1832.

    Se adhirió al liberalismo, lo que le valió algunos meses de prisión antes de la muerte de Fernando VII. Habiéndose desencadenado la Primera Guerra Carlista, se unió a la causa de Isabel II y fue destinado al ejército del Norte, distinguiéndose en las acciones de Durango, Alsasua y Zúñiga, por las que obtuvo la Cruz de San Fernando. El 6 de abril de 1836 fue ascendido, recibiendo su primer mando por valentía demostrada en combate. Siguió siendo ascendido, alcanzando el grado de teniente coronel después de la conquista de Urrieta, en la cual se distinguió sobremanera. En la batalla de Belascoain mereció una segunda cruz de San Fernando y el ascenso a coronel. Fue ascendido a mariscal de campo en 1840. Participó entonces en la campañas de Arroniz, en las que mereció una tercera cruz de San Fernando. Habiéndose adherido al partido moderado, fue entonces nombrado comandante general de las provincias de Guadalajara y Cuenca en 1841.
En octubre de ese año participó, con Diego de León y otros militares y políticos moderados, en la tentativa fallida de derribar la regencia de Espartero, razón por la cual tuvo que exiliarse a Florencia. En el verano de 1843 contribuyó activamente a la caída del regente Baldomero Espartero, provocada por Narváez, lo que le valió la promoción a teniente general. En 1847 recibió orden de encabezar una expedición a Portugal para ayudar a mantener el gobierno de la reina María II de Portugal, siguiendo las directrices de la Cuádruple Alianza. Tras haber vencido el 30 de junio de 1847 a las fuerzas setembristas mandadas por el general Francisco Xavier da Silva Pereira, primer conde das Antas, consiguió restablecer por la fuerza la autoridad de la soberana portuguesa en la ciudad de Oporto. Por ese hecho recibió distinciones honoríficas tanto en Portugal como en España, destacando el marquesado del Duero, con Grandeza de España de primera clase.
Fue nombrado capitán general de Cataluña, poniendo fin en 1849 a la revuelta de los matiners (catalán: madrugadores) en el ámbito de la Segunda Guerra Carlista.
Colaboró con el general Leopoldo O'Donnell durante el Bienio Progresista, ocupando, entre otros cargos, los de capitán general de Cataluña, diputado a Cortes y presidente de la Junta Consultiva de Guerra. Fue capitán general de las Dos Castillas durante el gobierno de la Unión Liberal, y en la década de 1860 fue presidente del Senado durante cinco legislaturas consecutivas.

A pesar de ser ya sexagenario, a petición del general Serrano volvió a la actividad militar y política en 1872, convirtiéndose en uno de los más firmes partidarios de Alfonso XII de España. Su gran capacidad y prestigio militar hicieron que fuese considerado el mejor estratega del siglo XIX español, lo que llevó a que el gobierno de la Primera República en 1874 le entregara el mando del Tercer Cuerpo del Ejército del Norte, una unidad crucial para la defensa del régimen. En los tres meses durante los cuales estuvo al mando del frente carlista del Norte consiguió victorias de gran resonancia y significado, con especial relieve en la liberación de Bilbao, en mayo.
En los preliminares del ataque a Estella, la capital simbólica de los carlistas, una bala le atravesó el pecho durante la batalla de Monte Muro, cerca del pueblo de Abárzuza, en la tarde del 27 de junio de 1874.

Fue el autor de un Proyecto de táctica de las Tres Armas, obra considerada de gran valía técnica su tiempo y que ha sido reeditada recientemente por el Ministerio de Defensa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario