viernes, 14 de octubre de 2016

La invernada de 1808

-¡Zapa! ¡Zapaaaaa! ¡Zapatones!
-¿Dónde te metes?, ¡Me cago en el hormigón bendito! ¡Será posible!

Sí, sí... ¡Síiii! ¿Quién es? 

-¿Quién va ser? ¿Que conectas por telepatía con muchos seres?  ¡1808! ¡La hormiga! 

-Perdona, 1808, es que estaba con los cascos puestos.

-¿Con los cascos? ¡Increíble! ¿Tú también? ¡Por Hormigón!

-Sí, con los cascos. ¿Pasa algo? 

-¡Hombre de Hormigón! Perdón, ¡hombre de Dios! Libera tus oídos y escucha la naturaleza. ¿No ves que cuando quieras oír algo importante vas a tener atrofiado el oído? ¡Puf, puf!

-Tienes muy mal genio, ¿lo sabes? 

-Pues claro que lo sé. Tengo muy mal genio y peor se me pone cuando veo actitudes tontas y sin sentido

¡Toma ya! Eres la leche, 1808. 

-Sí, sí. Al grano, que el tiempo es oro. 


-¿Dónde vas con tanta prisa y con esas pintas?

- ¿¡Dónde voy a ir!? ¡Voy a invernar! Y sobre las pintas, ¿acaso te digo yo algo sobre todo el ropaje que lleváis vosotros y lo que parecéis?

  ¿No te parece elegante mi abrigo de piel de maíz?

-Sí, sí, claro que sí. 

-Pues que sepas que es un Roberto Hormigo.

-Ya lo veo.

-Tú no ves na de na, Zapatones. Tienes la cabeza llena de ruido y no te furulan las neuronas.

-¿Neuronas? ¿Qué sabes tu de neuronas? ¿Las hormigas tenéis neuronas acaso?

-Zapatones, eres más simple e ignorante de lo que podía imaginar. Cada día que hablo contigo te superas. No sé cómo me caes bien. Eres la buena acción de cada día.

-Gracias, 1808, eres muy amable.

- Todo los seres vivos tienen neuronas, eso lo sabe hasta mi hormiguita más pequeña. 

Vaya, pues yo no lo sabía.


- Bueno tío, a lo que íbamos: que me voy de invernada y me vengo a despedir.

- Pues que te vaya bien, descansa y ya hablaremos por el facehormiga. 

- Igualmente. Y a ver si cuando te vuelva a ver habéis salido del lío que os tienen montado esos indocumentados de políticos. 

-No sé yo... Un abracito, 1808.

- Un abrazote, Zapatones.

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