Estatuas de Madrid. Monumento a la Constitución de 1978

 Obra escultórica erigida en Madrid en 1982 en homenaje a la Constitución Española de 1978.
 Situado en los jardines del Bellas Artes, frente al Museo de Ciencias Naturales, lo que se conoce como los Altos del hipódromo.

   Fue inaugurado el 27 de diciembre de 1982, cuarto aniversario del referéndum sobre la Constitución, que marcó el inicio de la nueva etapa democrática española. 

    Su autor es el arquitecto madrileño Miguel Ángel Ruiz-Larrea, que por entonces contaba con 40 años de edad.

 El Monumento consiste en un cubo de hormigón de 7,75 metros de lado recubierto por 60 toneladas de mármol  donado por el municipio de Macael, esta piedra también fue utilizada en otras grandes obras arquitectónicas como La Alhambra o El Escorial.
  Este cubo contiene a su vez otro cubo, vacío, a la medida del hombre, es decir, 1,83 metros cúbicos. El cubo interior se expande en todas direcciones (menos, evidentemente, hacia abajo) a través de las inclinaciones de 45 grados que lo unen al cubo exterior. Tanto las inclinaciones en la base como las superiores fueron diseñadas a modo de escaleras, invitando a los transeúntes a entrar en el monumento. 

  Antes dar una explicación más formal del significado del monumento, me vais a permitir que os describa la impresión que provoca en mí, un ciudadano español, normal y corriente.

   "El cubo pétreo representa la fortaleza de la ley de leyes.  Sus cuatro caras orientadas a los puntos cardinales y abiertas hacia un cubo central,  indican que la Constitución es la ley de todos, flexible, modificable, guía de la mejor convivencia entre españoles. 
   Las escalinatas invitan a adentrarse en el monumento, pero la altura de cada escalón nos hace ver las dificultades pasadas para llegar hasta el estado actual.
   El cubo central es el crisol donde se funden las ideas, nacionalidades, lenguas, para elevarse por la cara abierta superior al cielo en busca de lo mejor para todos los españoles".

 El cuerpo ciudadano, encarnando los valores democráticos que el arquitecto tenía en mente, asciende hacia el núcleo del cubo, completándolo y, por decirlo así, activándolo. Una vez dentro, el espíritu humano es capaz de ascender al cielo – metafóricamente – a través de las escalinatas superiores.    El movimiento físico de ascensión simboliza, pues, el impulso de mejora que llevó a muchos ciudadanos españoles y a sus representantes hacia la era democrática.

 El monumento ha sido entendido a menudo como un teseracto, el equivalente geométrico a la cuarta dimensión espaciotemporal. Procede del griego τέσσερεις ακτίνες ("cuatro rayos"), en referencia a las cuatro aristas que en la figura estudiada parten desde cada vértice a otros vértices de la misma. Este término —teseracto— fue acuñado por primera vez en 1888 por el matemático inglés, Charles Howard Hinton, en una obra llamada A New Era of Thought [La nueva era del pensamiento]. En ella Hinton teoriza sobre la elevación del pensamiento y el espíritu a través de la comprensión y experiencia física del espacio y el tiempo en la cuarta dimensión.