En la plaza de Colón, en medio de una isleta, podemos contemplar a una Venus de bronce desnuda obra del colombiano Fernando Botero.
Todos los días sin excepción, desde que su creador la regaló a Madrid en 1994 en vista del éxito que había cosechado la muestra temporal que el autor exhibió en el Paseo de Recoletos.
La Mujer con Espejo de Botero es una figura de líneas sencillas y curvas pronunciadas y sensuales. Para su realización se emplearon mil kilos de bronce.
La dama con Espejo esta plácidamente tumbada en el suelo, boca abajo, con la cabeza inclinada a la izquierda mirando a Cristobal Colón.
Con la mano derecha se atusa el pelo en un gesto de coquetería, mientras que con la izquierda sujeta un pequeño espejo en el que no se ha mirando nunca. La expresión de su cara es indiferente, como si estuviera en la intimidad de su alcoba y nadie pudiera observarla.
A esta Venus se la nota que está cómoda con su sensualidad y con la redondez.
Todos los días sin excepción, desde que su creador la regaló a Madrid en 1994 en vista del éxito que había cosechado la muestra temporal que el autor exhibió en el Paseo de Recoletos.
La Mujer con Espejo de Botero es una figura de líneas sencillas y curvas pronunciadas y sensuales. Para su realización se emplearon mil kilos de bronce.
La dama con Espejo esta plácidamente tumbada en el suelo, boca abajo, con la cabeza inclinada a la izquierda mirando a Cristobal Colón.
Con la mano derecha se atusa el pelo en un gesto de coquetería, mientras que con la izquierda sujeta un pequeño espejo en el que no se ha mirando nunca. La expresión de su cara es indiferente, como si estuviera en la intimidad de su alcoba y nadie pudiera observarla.
A esta Venus se la nota que está cómoda con su sensualidad y con la redondez.
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