Muestra monográfica que reafirma la obra visionaria de William Klein como una de las más destacadas del siglo XX y, sobre todo, pone de relieve una visión clara y feroz del núcleo de la sociedad moderna.
Fundación Telefonica
WILLIAM KLEIN. MANIFIESTO
Hasta el 22 de septiembre
“Si tus fotos no son lo bastante buenas es que no te has acercado lo suficiente”. A William Klein siempre le ha gustado esta famosa frase del fotógrafo Robert Capa. Tal vez sea esta máxima la que le ha impulsado a estar “lo bastante cerca” de sus sujetos desde el principio y sin reservas.
William Klein (Nueva York, 1928) revolucionó la historia de la fotografía, estableciendo las bases de una estética moderna que todavía pervive.
Comisariada por Raphaëlle Stopin, la exposición ‘William Klein. Manifiesto’ tiene como objetivo, a través de 245 obras y documentos, desplegar todas las vidas creativas de Klein: sus muy tempranas –y muy poco vistas– pinturas, sus experimentos fotográficos abstractos, sus series de grandes ciudades, sus contactos pintados, su trabajo para revistas de moda, sus películas y proyecciones… Esta muestra propone unir todos los segmentos de la obra pictórica, fotográfica, gráfica y cinematográfica del artista William Klein; un compendio de obras que se nutren unas de otras en una conversación constante y duradera.
La muestra reafirma así la obra visionaria de Klein como una de las más destacadas del siglo XX y, sobre todo, pone de relieve una visión clara y feroz del núcleo de la sociedad moderna. Los múltiples rostros reflejados en las obras narran la historia de una humanidad cosmopolita, ruidosa, alegre, vivida y observada por un hombre que se regocija sin descanso en su embriagador movimiento.
Hay algo que recorre la obra de William Klein: la línea, que conecta y estructura, que brota y corre. Geometría urbana y geometría humana. La estética de William Klein nos habla de un siglo en movimiento, un siglo de cambios, creaciones y revoluciones.
Siempre ubicado en el centro, cerca del foco para captar mejor las líneas de tensión, construyó durante una década (la de 1950) estos grandes conjuntos en el corazón de Nueva York, luego en Roma, Moscú y Tokio, que hoy son monumentos de la historia de la fotografía.
Siempre en movimiento, la fotografía acompaña a la multitud y se mezcla con ella. Aquí invita al juego a un niño y allí interpela a una pareja en moto. Vespas circulando por el macadán, luces de neón que se extienden en la noche de Broadway: la era contemporánea está en marcha. Con él pronto se descubre la sociedad del espectáculo. Klein también estará allí, trabajando para la televisión y fotografiando para la prensa de moda hasta que el cine venga a llenar el deseo de movimiento del fotógrafo.
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