martes, 11 de febrero de 2025

Palabras del día. Ovillo y Celemín

 

 Obillo


Bola que se forma devanando hilo de lino, algodón, seda, lana, etc. Este vocablo dio lugar a la locución verbal hacerse (alguien) un ovillo ‘acurrucarse una persona por miedo o para pasar inadvertido’, como en este texto de la autora mexicana Aura Hilda de la Vega, en su novela Marcelina Culebro (1993): La niña estaba hecha un ovillo debajo de la mesa, temblando.

Otra locución en uso es la punta del ovillo, que se refiere a la ‘parte visible de un asunto complejo’, pero sugiriendo que, para conocerlo tal cual es, es preciso “tirar de la punta del ovillo”, como en este caso de la prensa argentina, guardado en el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA): los detenidos se constituyen en “la punta del ovillo” para llegar a los autores del hecho y resolver el caso.

La palabra proviene del latín globellum, diminutivo de globus ‘bola’, ‘aglomeración de gente’, y llegó a nuestra lengua en el siglo XIV, en El conde Lucanor (1330), bajo la forma oviello.


Celemín

 

  Medida de capacidad para áridos, que se usaba en España antes de la introducción del sistema métrico decimal. Mide 4 cuartillos y equivale en Castilla a 4,625 litros aproximadamente, es decir, un cuartillo equivale a 1,1625 litros. También podía ser una medida agraria de superficie, que variaba de un lugar a otro, pero que estaba vinculada a la medida de capacidad: en efecto, esa superficie equivalía a la que fuera necesaria para sembrar un celemín de trigo, en promedio, equivalente a poco más de 500 metros cuadrados.

   La palabra proviene del árabe tamānî, plural de tumnîya ‘vaso de barro’, ‘cántaro pequeño’, antiguamente, ‘octava parte’, y este de tamāniya ‘ocho’.

Así definía Alfonso el Sabio (c 1275) un celemín:

[...] puede seer como la medida que dizen en Castiella celemín  o aun menos; és tanto davan cuanto abondasse a un omne al día.



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