Obillo
Otra locución en uso es la punta del ovillo, que se refiere a la ‘parte visible de un asunto complejo’, pero sugiriendo que, para conocerlo tal cual es, es preciso “tirar de la punta del ovillo”, como en este caso de la prensa argentina, guardado en el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA): los detenidos se constituyen en “la punta del ovillo” para llegar a los autores del hecho y resolver el caso.
La palabra proviene del latín globellum, diminutivo de globus ‘bola’, ‘aglomeración de gente’, y llegó a nuestra lengua en el siglo XIV, en El conde Lucanor (1330), bajo la forma oviello.
Celemín
La palabra proviene del árabe tamānî, plural de tumnîya ‘vaso de barro’, ‘cántaro pequeño’, antiguamente, ‘octava parte’, y este de tamāniya ‘ocho’.
Así definía Alfonso el Sabio (c 1275) un celemín:
[...] puede seer como la medida que dizen en Castiella celemín o aun menos; és tanto davan cuanto abondasse a un omne al día.
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