Debido a este motivo, paso a llamarse Paseo de los Ocho Hilos. Ahora bien, no duro mucho, ya que el 7 de noviembre de 1902 cambio su nombre por el de calle de Toledo.
Las personas que entraran a Madrid desde el camino a Toledo, cuando el paseo estaba en su plenitud, recibirían una fuerte impresión al atravesar sucesivamente el monumental Puente de Toledo e introducirse después en este paseo, ascendente, decorado con estatuas y cortado por las larguísimas hileras de árboles.